DOMINGO I DE ADVIENTO – CICLO C

SAN LUCAS 21,25-36

Invocación al Espíritu Santo

Oh, Señor, que tienes misericordia de todos, quita de mí mis pecados, y misericordiosamente enciende en mí el fuego de tu Espíritu Santo. Quita de mí el corazón de piedra, y dame un corazón de carne, un corazón para amarte y adorarte, un corazón para deleitarse en Ti, para seguirte y disfrutar de Ti, en el nombre de Cristo, Amén (Oración de San Ambrosio).

 

EL TORO EVANGELIO DE SAN LUCAS
Lectura

Escogido el texto, éste se lee de forma pausada y tratando de memorizarlo.

21«25Y serán signos en el sol, en la luna y en las estrellas y sobre la tierra angustia de las naciones por la perplejidad del sonido del mar y del estremecimiento, 26muriendo los hombres a causa del temor y de la expectación de lo que vendrá a la humanidad, pues las fuerzas del cielo serán estremecidas. 27Y entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con mucho poder y gloria. 28Comenzando a suceder esto enderezaos y alzad vuestras cabezas, porque se acerca vuestra liberación. 29Y dijo a ellos una parábola: “Ved a la higuera y a todos los árboles. 30Cuando ya brotan, observando vosotros mismos, conoceréis que ya cerca está el verano. 31Así también vosotros, cuando veías suceder esto conoceréis que está cerca el Reino de Dios”. 32En verdad os digo: “No pasará esta generación hasta que todo suceda. 33El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 34Tened cuidado de sí mismos no sea que sean abrumados vuestros corazones con embriaguez, borrachera y preocupaciones de la vida diaria y se acerque a vosotros repentinamente aquel día 35como una trampa. Porque vendrá sobre todos los que están sentados sobre la faz de toda la tierra. 36Velad, en todo tiempo orando, para que seáis fuertes, escapéis de todo esto que está por suceder y estar en pie delante del Hijo del hombre”».

EL LEÓN EVANGELIO DE SAN MARCOS
MEDITATIO

La comprensión de texto se logra analizando los elementos que lo componen.

Jesús subió a Jerusalén para celebrar la fiesta de la Pascua (9,51) y enseñó en el templo (19,47). Mientras enseñaba, afirmó: «De esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra, ni una que no sea destruida» (21,6), lo que suscitó la pregunta de sus oyentes: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? ¿Cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?» (21,7). La respuesta que Jesús da está contenida en el pasaje 21,8-36 del que hacen parte los versículos 25-36.

 

Los versículos 25-28 siguen la tradición profética de Israel, la cual anuncia la catástrofe para iniciar la nueva era: «Pues así dice YHWH Sebaot: Dentro de muy poco tiempo sacudiré los cielos y la tierra, el mar y el suelo firme, sacudiré todas las naciones, y yo llenaré de gloria este Templo, dice YHWH Sebaot» (Ag 2,7). El texto del profeta Ageo habla del paso del exilio babilónico al retorno a Palestina y el tiempo de la reconstrucción del Templo. Es el paso de una etapa histórica a otra.

 

La expresión «Verán al Hijo del hombre venir en una nube con mucho poder y gloria» es la profecía de Daniel: «Vi venir sobre las nubes del cielo alguien parecido a un hijo de hombre que se dirigió hacia el anciano y fue presentado ante él» (Dn 7,13). Para el profeta, el «hijo de hombre» se acerca al «anciano del trono» para recibir «poder, honor y reino», mientras que en el texto Lucas el «Hijo del hombre», viniendo de lo alto con poder y gloria, realizará el juicio final. Esto quiere decir que la profecía de Daniel está por cumplirse.

 

La parábola de la higuera y de todos los árboles (vv.29-33) sirve para indicar el momento próximo del cumplimiento de la profecía. Así como los árboles van siguiendo el ciclo de las estaciones para dar sus frutos, de la misma manera quienes han preguntado por el «momento» y el «signo» que indicarán el cumplimiento de la profecía del final de los tiempos tendrán que observar atentamente los acontecimientos que se van sucediendo en la humanidad para conocer que el «Reino de Dios está cerca».

 

Quienes quieran participar del acontecimiento de la «liberación» (v.28) deberán permanecer «vigilantes» no sólo ante la manifestación de los signos de los tiempos descritos por Jesús a sus oyentes sino también de no permitir que el corazón se distraiga en placeres mundanos como «embriaguez, borrachera y preocupaciones de la vida diaria», desviando la atención del deseo de acoger el Reino de Dios. Sólo quienes logren vivir en actitud de vigilancia y oración podrán «estar en pie delante del Hijo del hombre» (vv.34-36).

EL HOMBRE EVANGELIO DE SAN MATEO
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ORATIO

La comprensión del texto ilumina la inteligencia y el corazón del creyente.

En el transcurso de la historia han sucedido muchos accidentes y catástrofes naturales. Dichos fenómenos fueron relacionados, por los profetas, como una intervención de Dios en la humanidad. Jesús, al hacer uso de la tradición profética y apocalíptica, enseña, en Jerusalén, que «el cielo y la tierra pasarán» pues tanto la naturaleza como las personas están sometidas a la transformación continua de la creación. De allí, que el creyente, deba evitar la tentación de atribuir a Dios la causa de los males físicos. Sin embargo, la verdad de fe profesada en el Credo Apostólico: «Y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos», aleja toda actitud de temor del creyente hacia Dios pues su retorno es anhelado por la Iglesia que aclama cada día en la celebración eucarística: «Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor, Jesús». Un clamor que adquiere tonalidad penitencial en el Adviento, tiempo litúrgico que reflexiona sobre la Segunda Venida de Jesucristo y que prepara, a la vez, a la celebración de su primera venida en la carne.

 

La exhortación de Jesús es «Velar, en todo tiempo orando, para tener fuerzas y escapar de todas aquellas cosas que están para suceder y así estar en pie delante de Él el día del Juicio». El creyente, frecuentando la vida sacramental, especialmente la Confesión y la Eucaristía, vive preparado para su encuentro con Dios y aunque ore en todo momento y se esfuerce por hacer la voluntad divina es consciente que su vida no está libre de tribulaciones o de sufrimientos ya que la fe no funciona como un agüero que contiene misteriosos poderes de protección, según la creencia popular, sino, por el contrario, ésta ayuda a tomar conciencia de la identidad cristiana: el creyente vive en el mundo, sumergido en situaciones personales y sociales, de las cuales debe excluir aquellas que lo alejen de Dios, como son la «embriaguez, borrachera y preocupaciones de la vida diaria», para vivir haciendo el bien, de forma que la propia existencia sea la oración constante que le ofrezca a Dios cada día hasta su venida gloriosa al final de los tiempos.

EL ÁGUILA EVANGELIO DE SAN JUAN
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CONTEMPLATIO

Habiendo encontrado el significado del texto debo ponerlo en práctica.

Para reflexionar:

 

  • Cuando asista a la Santa Misa estaré atento a las posturas físicas, tanto de los fieles como del sacerdote, y meditaré en aquella de «estar en pie» ya que es la actitud propia del creyente que espera a que su «Señor» regrese.

  • Con este domingo inicia el tiempo de Adviento. Aprovecharé los instrumentos de la liturgia para vivir con más consciencia la «actitud de espera» de la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo. Puedo ayudarme con la Corona de Adviento y seguir, durante los cuatro domingos, el rito de encender su luz.

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